sábado, 5 de enero de 2013
narciso y fraterno (perfiles antropológicos)
Dos razas coexisten en nuestra sociedad occidental, la raza "narciso" y la raza de "fraterno", la primera proviene del personaje mitológico griego que poseyendo tanta belleza se amaba a sí mismo, y de su erotismo surgió una gama de hijos tan grande que hoy componen gran parte del mundo que conocemos. La segunda raza es la de fraterno, quien siendo hermano, conserva el valor más nuclear de la humanidad, el calor del abrazo humano y de la sencillez del momento cotidiano.
Sus interacciones confluyen en el mundo de forma muy desigual, mientras que el fraterno basa su vida en la herencia histórica de la bondad, se afirma en el amor a Dios y a su patria en tanto espacio concreto para la realización del progreso ético por medio de las acciones socio-productivas.
En paralelo, encontramos a "narciso" quien ostentando la seguridad su belleza, muchas veces producto de cirugías estéticas, determina sus acciones en el progreso y la efectividad, tienen mentalidad de "manager", creen profundamente en el trabajo en equipo, con la connotación de lograr el éxito individual derivado del servilismo contractual.
Poseen ambos perfiles, dos valores contrapuestos: el narciso es individualista mientras que el fraterno busca el bien común.
El individualista-narciso busca al menos dos metas básicas en su vida: el placer y la fama, mientras que el benevolente-fraterno se concentra en: el bienestar y la tranquilidad.
Por lo tanto, «El individualismo es una expresión reciente engendrada por una idea nueva. Nuestros padres no conocían más que el egoísmo. El egoísmo es un amor apasionado y exagerado hacia la propia persona que induce al hombre a no referir nada sino a uno mismo y a preferirse en todo. El individualismo es un sentimiento reflexivo y apacible que induce a cada ciudadano a aislarse de la masa de sus semejantes y a mantenerse aparte con su familia y sus amigos; de suerte que después de formar una pequeña sociedad para su uso particular abandona a sí misma a la grande. El egoísmo nace de un instinto ciego; el individualismo procede de un juicio erróneo, más que de un sentimiento depravado. Se origina tanto en los defectos del espíritu como en los vicios de la afectividad. El egoísmo seca la fuente de las virtudes; el individualismo al principio, sólo ciega las virtudes públicas; pero a la larga ataca y destruye todas las otras, y acaba encerrándose en el egoísmo. El egoísmo es un vicio tan viejo como el mundo, y pertenece a cualquier forma de sociedad», (A. TOCQUEVILLE, La democracia en América, II, 89).
Por último, la fraternidad implica la valoración y estima de los otros y otras, en el modelo antropológico fraterno se suscita la empatía, una especie de asimiliación sentimental profunda sobre la bondad propia que recae sobre los demás; destacando que en lo fraterno no existe contraposición con respecto a los actos buenos; Es esto lo que las tendencias tan de moda, los narcisos y fraternos nos conducen
hoy en día. Dan énfasis a (el fraterno) la naturaleza constructiva, creativa de nuestros lenguajes expresivos, mientras olvidan por completo (el narciso), y capta las formas extremas de la amoralidad de la por encima de la virtud , dejando de lado la creatividad histórica, a la vez que olvidan su entramado dialógico, que nos liga a los demás (CH. TAYLOR, La ética de la autenticidad, 99.).
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