martes, 25 de diciembre de 2012

pensando desde las limitaciones impuestas

Las limitaciones están a la orden del día en la sociedad latinoamericana de nuestro siglo, las limitaciones son los destellos de la pseudo libertad de las democracias disfrazadas y descubiertas a la luz de la historia. Nos hace falta el recurso de la memoria para avanzar y no regresar en forma de espiral al frustrante inicio-reiterado, por lo tanto, "la historia no la componen los mero hechos, sino la conciencia que se tenga de ella" (ZEA, Leopoldo: América como conciencia, 16). De tal modo que el acervo histórico es sinónimo de avance, y el desinterés histórico es equivalente a la esclavitud tanto mental como social. Inmersos en lo que Jean-Francois Brient expresa como "totalitarismo mercantilista", nosotros los pensantes de hoy, tenemos que valernos de al menos dos herramientas para sobreponernos a la estructura: 1.- el resguardo histórico, 2.- la palabra difundida en nuestra lengua. El resguardo histórico es la necesidad primordial de la conciencia de-sí, es el medio por donde fluyen las jurisprudencias del diario vivir, por donde no se repite el error, por donde se detiene el sistema opresor en el resquicio más íntimo de la libertad como lo es el pensamiento individual. Por otro lado, la uniformidad de nuestra lengua española, establece la base mediante la cual, los códigos intelectuales, las ideas comunicadas y su difusión, cobran mayor fuerza dada su receptividad automática en los hispanos parlantes, razones por las cuales, se suscitas, de sendas herramientas, dos preguntas fontales meramente latinoamericanas, a saber: ¿quienes somos?, ¿qué proponemos?. Sin despegarnos mucho de lo anterior, nos llegan cientos de respuestas, unas específicas y otras mucho más vagas, lo cierto es que buscamos saber quienes somos, y quien lo defina se puede quedar corto, pero lo más específico que buscamos es la LIBERTAD como norma primordial del vivir. Las limitaciones tienen al menos tres fuentes: el totalitarismo mercantil, las ideas políticas imperiales, la estupidización tecnológica. “La mercancía, ideológica por esencia, despoja de su trabajo al que la produce y despoja de su vida al que la consume” nos dice Brient el documental "de la esclavitud moderna", y se convierte a su vez en la definición del primer flagelo de nuestra sociedad en nuestra contra libertaria o emancipadora principalmente del pensamiento. "América para los americanos", frase condenatoria para nuestros pueblos por parte de las mentes imperialistas del extremo norte de nuestro continente, la cual debe contrastarse con la sana libertad que procuraron los padres de nuestros pueblos, tal como lo expreso Bolívar tan claramente al ventilar a los cuatro vientos: No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de la libertad, descendamos a la región de la tiranía. Donde queda claro que la libertad sin el control de la ética, de la procura del bien, tan propia de los latinos, nos conduciría a formas de vida tiránicas, como aquellas que al no bastarle sus recursos propios piensan en arrebatar el de los otros. Por último, y no menos importante, la denominada estupidización tecnológica será una difícil prueba a vencer por parte de nuestro pensamiento, porque aunque el avance es bueno, no se debe por ningún motivo, abandonar el ejercicio mental del esfuerzo pensante en manos de los teclados o buscadores web, mucho menos en video juegos de poca o ninguna enseñanza vital, muy por el contrario, de retraso y banalidad. Todos pensamos, que nadie deje de hacerlo.